Corría abril, sentía que todo el esfuerzo de un año y medio de trabajo daba su fruto. El primer viaje en el que me sentía totalmente independiente. Valía la pena.
Era un viaje planeado para reencontrar seres queridos, aquellas personas que con tanto amor habían abierto, hacía un par de años, las puertas de su casa para mí. Ellos habían sido sólo entrega, amor puro. Con eso me quería encontrar tres años después. ¿Por qué no hacerlo en la Gran Manzana?
¿Taxi, shuttle or subway? ¿Cómo salir de JFK? Obvio que subway! Un viaje que podría haber durado menos si elegía el express, pero no importó porque ya empezaba a notar el crisol que iba a identificar mi viaje.
El segundo día ya estaba acompañada, de una panameña y mi amada familia neozelandesa, recorriendo la ciudad en el famoso Hop on Hop off! (ideal si se tiene poco tiempo). Un buen «pantallazo» de la ciudad, buenos paisajes, recomendaciones e historia, sólo si te toca un buen guía. Si no, tan solo tienes que bajarte y esperar al siguiente bus.
Mucho me habían hablado y contado, pero nada hacía semejanza a lo que me encontré. Una ciudad diferente, un mundo a parte. En una misma cuadra puedes encontrarte un policía en ropa interior, un grupo de geishas con sables, un caballo defecando, una persona disfrazada de tomate, un casamiento entre un hombre sin ropa todo tatuado y una mujer disfrazada de camello (lamento no tener foto de ello) y miles de músicos diferentes que se pisaban formando mezclas rarísimas de música que terminaban resultando. Sumado a esto, un montón de gente viviendo y pidiendo en la calle, personas que, probablemente, llegaron en busca de un futuro mejor y no pudieron tenerlo.
Luego de cinco días de paseo por los diferentes barrios de la ciudad, tuve que despedirme de mi amada familia. Cayeron algunas lágrimas y rápidamente me compuse y seguí viaje. Fui a pasar un fin de semana a un verdadero College estadounidense. Eso merece una historia a parte.
A mi regreso, todavía me quedaba una semana en la Ciudad que nunca duerme, yo creía que ya había conocido todo, por supuesto me confundía.
Hice el check in en el hostel (uno muy lindo por cierto), ubicado en Amsterdam Ave. entre 103rd y 104th. Allí encontré todo tipo de gente, todo tipo de edades, desde alumnos de colegio secundario hasta mujeres grandes viajando solas. Por suerte armé un muy lindo grupo de viajeros que andaban solos y así descubrí mucho de la ciudad y sobre sus vidas. Gané varios amigos por el mundo, en especial un brasilero muito legal.
New York City es impresionante, con mucha historia, arte, museos, grandes rascacielos, un skyline impagable y un «pulmón verde» que le da vida a la ciudad.
La recorrí de punta a punta y, sin embargo, probablemente me queden mil lugares más por conocer.

En próximos posts voy a contar más en detalle cada una de mis experiencias con tips y recomendaciones sobre NYC!
You always make it there, you make it anywhere
Its up to you, New York, New York
Frank Sinatra